"¿Qué es importante que los ciudadanos sepan y sean capaces de hacer?". En respuesta a esa pregunta y a la necesidad de disponer de datos comparables a escala internacional sobre el rendimiento de los estudiantes, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) puso en marcha la encuesta trienal de estudiantes de 15 años de todo el mundo conocida como Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos, o PISA. PISA evalúa en qué medida los estudiantes de 15 años, cerca del final de su educación obligatoria, han adquirido conocimientos y habilidades clave que son esenciales para la plena participación en las sociedades modernas. La evaluación se centra en las materias escolares básicas de ciencias, lectura y matemáticas. También se evalúa la competencia de los alumnos en un ámbito innovador (en 2015, este ámbito es la resolución colaborativa de problemas). La evaluación no se limita a determinar si los alumnos son capaces de reproducir conocimientos, sino que también examina en qué medida son capaces de extrapolar lo que han aprendido y de aplicar esos conocimientos en entornos desconocidos, tanto dentro como fuera de la escuela. Este enfoque refleja el hecho de que las economías modernas recompensan a los individuos no por lo que saben, sino por lo que pueden hacer con lo que saben.

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