Las cuentas de salud son una herramienta crucial para monitorear sistemáticamente los recursos financieros que los países asignan a la salud y para informar la formulación de políticas basadas en evidencia. Además de llevar un seguimiento del gasto en salud en las tres dimensiones básicas en torno a las que se elabora el marco estándar internacional “Un Sistema de Cuentas de Salud 2011” (financiamiento, prestación y servicios), muchos países también están interesados en aplicaciones adicionales de las cuentas de salud, como el examen del financiamiento de la salud y el gasto en salud en el plano subnacional o el desglose del gasto en salud por edad, sexo y enfermedad. Además de elaborar datos sobre el gasto en salud mediante la aplicación de los conceptos del SCS 2011 a efectos de comparaciones internacionales, algunos países también disponen de versiones nacionales de las cuentas de salud para atender las necesidades de información específicas de cada país.
Aunque la labor anterior se ha centrado en cierta medida la aplicación de las cuentas de salud por parte de los países (analizar la forma en la que se generan las estimaciones iniciales sobre gasto en salud) se ha prestado menos atención a la institucionalización permanente de la producción de cuentas de salud.
La institucionalización adecuada de las cuentas de salud es un paso fundamental para garantizar la elaboración periódica de datos de alta calidad sobre gasto en salud y financiamiento de la salud. En este contexto, la gobernanza del proceso de producción, los aspectos técnicos de este y la difusión de los resultados, incluido su uso para la formulación de políticas fundamentadas son ámbitos cruciales. Este informe analiza las mejores prácticas de institucionalización de las cuentas de salud basándose en la experiencia de trece países de la OCDE con un historial de cuentas de salud relativamente extenso.
En general, un mensaje clave es que no existe un enfoque único. Muchos factores relacionados con las características del sistema de salud, el panorama de la información sobre datos de salud o las normas y culturas administrativas desempeñan una función importante a la hora de determinar cuál es la mejor manera de institucionalizar las cuentas de salud en un país.
Con respecto a la gobernanza de las cuentas de salud, los países disponen de varias opciones a la hora de asignar la institución responsable de su producción, y esta elección lleva asociadas varias concesiones. Algunos países atribuyen este flujo de trabajo al Ministerio de Salud, que tiene la ventaja de estar más próximo a la formulación de políticas, pero es posible que los ministerios no dispongan de la capacidad técnica ni de una perspectiva económicas más amplia para llevar a cabo esta labor. En los Institutos Nacionales de Estadística, generalmente, ocurre lo contrario. Otras opciones, como la institucionalización de cuentas de salud en organismos de salud independientes o a través de otros acuerdos, conllevan sus propias ventajas y sus posibles desafíos.
En la mayoría de países encuestados, existe el mandato legal de producir cuentas de salud (ya sea explícito o implícito), y esto puede ser un instrumento importante para garantizar el financiamiento y los recursos sostenibles necesarios para garantizar la continuidad de la labor. El hecho de contar con una base jurídica para la producción de cuentas de salud también puede ayudar a facilitar la adquisición de datos y puede reforzar el compromiso con otras partes interesadas. No obstante, también existen ejemplos en los que se pueden producir cuentas de salud de forma continua sin este mandato.
Dado que para producir las cuentas de salud es preciso combinar datos de muchas fuentes diferentes, resulta crucial entablar y mantener buenas relaciones con los diversos proveedores de datos y otras partes interesadas. Aunque en muchos casos la adquisición de datos se basa en la “buena voluntad” de los titulares de los datos y, por tanto, sigue siendo bastante informal, la mayoría de los países también depende en cierta medida de acuerdos más formalizados con algunos productores de datos clave.
Varios países han tomado la decisión de establecer grupos de expertos en cuentas de salud que normalmente recurren a una variedad más amplia de expertos pertenecientes y no pertenecientes a la autoridad responsable. Estos grupos pueden adoptar diferentes funciones, como la de asesorar sobre la producción de cuentas de salud, cuestiones metodológicas y la difusión de resultados, pero es posible que también puedan ofrecer una perspectiva en materia de políticas más amplia de la labor de las cuentas de salud. Estos grupos pueden ser un instrumento útil para obtener una “implicación” adicional por parte de las principales partes interesadas y también pueden mejorar la calidad de las cuentas y añadir legitimidad a sus resultados.
El proceso técnico por el cual se elaboran las cuentas de salud difiere mucho entre países en función de numerosos factores, como la metodología adoptada para aplicar las cuentas de salud, el panorama de la información sobre datos de salud, la disponibilidad de datos y las normas administrativas y culturales. Dicho esto, se pueden discernir algunos elementos comunes en las mejores prácticas. En primer lugar, deberían implementarse procedimientos operativos claros que estableciesen el ciclo anual de producción con una división de las responsabilidades entre los miembros de los equipos de cuentas de salud y los posibles socios colaboradores. Para ello, es preciso establecer unos plazos de producción coherentes desde la adquisición inicial de los distintos datos de entrada y su validación, el procesamiento de los datos y el cálculo de las cuentas de salud, hasta la revisión final de los resultados y análisis y la posterior publicación y difusión de las cuentas y los productos conexos.
Para conseguir este ciclo, se necesita personal suficiente con las competencias correctas e infraestructura de TI adecuada para gestionar el panorama de los datos específico de los países. Para que la producción periódica de cuentas de salud transcurra sin contratiempos, los procesos deberían estandarizarse lo máximo posible. En todo caso, debería aplicarse un enfoque iterativo paso por paso que busque la excelencia continua. El examen y la mejora de los métodos, los procesos y las fuentes de datos para las futuras rondas de producción basadas en la experiencia anterior son un componente fundamental en la institucionalización de las cuentas de salud. También es fundamental el aseguramiento de la calidad en todos los pasos del ciclo de producción. Por último, para respaldar de manera eficiente el proceso y para mantener la capacidad rápidamente cuando se presentan cambios en los equipos, es importante documentar de forma exhaustiva las diferentes fases del proceso de producción, la metodología utilizada y los diferentes pasos para el cálculo.
El desarrollo de estrategias de difusión para maximizar el impacto de las cuentas de salud y el uso de las políticas también es un componente fundamental para conseguir una institucionalización fructífera. Según las mejores prácticas, se aconseja producir un conjunto de resultados para diferentes usuarios para maximizar la divulgación y el impacto. Esto debería abarcar desde comunicados de prensa y tablas de datos complementarias para aumentar la concienciación y comunicar resultados de alto nivel a un público amplio hasta análisis más exhaustivos, que también sitúen el gasto en salud en un contexto normativo más amplio. Resulta obvio que para poder realizar aportaciones a los debates en materia de políticas, la naturaleza de estos análisis debe centrarse en temas de gran pertinencia para el país. La organización de eventos de alto nivel para la publicación y el debate sobre los resultados de las cuentas de salud ha demostrado ser un instrumento eficaz para aumentar la concienciación y la pertinencia de los resultados de las cuentas de salud.
El uso generalizado de las cuentas de salud para fundamentar las políticas de salud es claramente un objetivo importante en última instancia de la institucionalización de cuentas de salud que va más allá de la propia producción. Sin embargo, es posible que el equipo de cuentas de salud solo tenga una influencia limitada en este aspecto. No obstante, las estrategias para involucrar al personal de los ministerios de salud, a los parlamentarios, a los representantes de la sociedad civil y a las diferentes partes interesadas, como las organizaciones de profesionales de la salud, las aseguradoras o los proveedores de servicios de salud, pueden contribuir a un mayor uso de las políticas, lo que a su vez puede impulsar la demanda de análisis de gastos en salud más detallados, de manera que se refuerza la retroalimentación positiva.
En todo esto, es fundamental que las cuentas de salud puedan adaptarse para responder a las necesidades cambiantes (y crecientes) de información sobre el gasto en salud. La institucionalización en los países debe reflejar esto para mantener y, potencialmente, aumentar la relevancia de los datos de cuentas de salud para las políticas.