La economía de Costa Rica está mostrando un buen desempeño, con un crecimiento impulsado por una creciente especialización en manufactura y servicios de alto valor agregado. Aunque la situación fiscal ha mejorado, garantizar la sostenibilidad fiscal a largo plazo sigue siendo una prioridad. Para lograrlo, Costa Rica debería enfocarse en reducir la deuda pública mediante el cumplimiento de la regla fiscal, introducir revisiones del gasto para mejorar la eficiencia del gasto público y aumentar ingresos fiscales ampliando las bases tributarias. Facilitar la participación de las mujeres en el mercado laboral y reducir la informalidad son fundamentales para disminuir la desigualdad de ingresos y la pobreza. Esto requerirá ampliar el acceso a la educación y al cuidado infantil temprano, así como una estrategia integral para reducir la informalidad. Esta estrategia debe incluir la reducción de las cargas administrativas y económicas asociadas con la formalización de empresas. Costa Rica ha establecido ambiciosas metas para descarbonizar su economía. Alcanzar estos objetivos y adaptarse al cambio climático requerirá la expansión y diversificación de las energías renovables, además de mejorar la gestión de los residuos y los recursos hídricos. La apertura comercial ha impulsado el crecimiento, pero muchos trabajadores, empresas y regiones aún no se han beneficiado plenamente de ello. Esto requiere enfrentar la escasez de habilidades, un desafío crítico para la atracción de inversión extranjera directa en Costa Rica. Seguir optimizando las políticas comerciales, fomentar la innovación y mejorar la infraestructura serán también esenciales para maximizar los beneficios del comercio.
ARTÍCULO ESPECIAL: MAXIMIZANDO LOS BENEFICIOS DEL COMERCIO