Comentarios introductorios de Angel Gurría, Secretario General de la OCDE, durante la reunión de los Ministros Iberoamericanos de Finanzas
Porto, 2 de marzo de 2009
Ministro Teixeira dos Santos, Señor Iglesias, Señoras y Señores:
Es un privilegio estar con ustedes en esta Reunión de Ministros Iberoamericanos de Finanzas, para compartir nuestras perspectivas sobre la grave crisis que estamos viviendo y explorar juntos las posibles soluciones. Felicito al gobierno Portugués por esta importante iniciativa.
1. La crisis más grave de nuestra existencia
Permítanme comenzar confirmando que la crisis financiera se ha transformado en una grave parálisis económica mundial. Acabamos de conocer las cifras recientes del decrecimiento del PIB Estadounidense que lo ubican en el 6.2% y las noticias negativas en todos los países del mundo inundan los círculos de discusión.
Todos los indicadores económicos internacionales perfilan un ano particularmente difícil. En materia de comercio, por ejemplo, la zona OCDE experimentará una caída del 10%. En Japón, las cifras recientes nos indican una disminución del comercio de cerca del 40% en volumen. La Inversión Extranjera Directa también seguirá cayendo, siguiendo una disminución en el 2008 de 21%.
Este escenario ya ha comenzado a afectar fuertemente a las familias via el desempleo y las pensiones. La Organización Internacional del Trabajo estima que la crisis puede aumentar el número de desempleados en el mundo entre 20 y 50 millones, dependiendo de la gravedad de la recesión. Sólo en la zona OCDE, los desempleados alcanzarán la cifra de 10 millones. El valor de las pensiones ha disminuído significativamente.
Reactivar la economía mundial es un imperativo político que requiere de decisiones valientes y de una dosis enorme de inteligencia compartida.
2. América Latina: fuerte pero no inmune
Aunque es cierto que la crisis tiene su origen en las masivas fallas de regulación, supervisión, medición de riesgo y de marcos de gobernabilidad de los países mas avanzados del orbe, el impacto en la economía global es significativo. Iberoamerica no escapa de sus efectos.
Los canales de contagio para América Latina son diversos. El canal principal es la desaceleración de la demanda internacional por sus exportaciones. Asimismo, destaca el descenso sensible en los flujos de inversión y la caída en los flujos de remesas. La restricción del crédito también está teniendo un papel importante en este contexto.
Los descensos en los precios de las materias primas están ejerciendo presión adicional sobre los ya reducidos presupuestos. A estos riesgos se suma el surgimiento de las presiones proteccionistas, tanto en el renglón del comercio como en el de la industria.
Lo que también es cierto es que la crisis encuentra a una región mejor preparada para enfrentarla. Durante décadas, los países Iberoamericanos realizaron esfuerzos notables de instrumentación de reformas estructurales y políticas macroeconómicas cada vez más sólidas. Sus esfuerzos dieron frutos y a principios de siglo la región entró en una fase de crecimiento sostenido a tasas cercanas al 5% durante varios años consecutivos. La posición de las finanzas públicas, al igual que tipos de cambio flexibles proveen de un mayor margen de maniobra.
Por ello, desde la perspectiva de la OCDE, la mayor parte de los gobiernos de la región está respondiendo de manera responsable y oportuna, aunque la conjunción de varias fuerzas recesivas hacen el desafío mas complejo.
3. La respuesta de América Latina:
Una oportunidad para enfrentar los desafíos estructurales
La política monetaria se está flexibilizando de manera apropiada en varios países, como Brasil, Chile, Colombia y Perú. Estos países, junto con México, aún tienen tasas de interés reales altas, por lo que se pueden esperar mayores esfuerzos de flexibilización.
En varios casos se han instrumentado medidas complementarias para aumentar la liquidez en los mercados financieros. En Brasil, por ejemplo, los requisitos obligatorios de reservas para los bancos se relajaron en el período septiembre-diciembre de 2008.
Las intervenciones en los mercados de divisas han sido relativamente modestas. La mayor parte de estas intervenciones ha sido orientada a asegurar la liquidez en períodos de menor comercio, así como a moderar la volatilidad excesiva en el tipo de cambio, más que a buscar un determinado nivel del mismo.
Las respuestas fiscales están siendo variadas, dependiendo del país. Brasil, por ejemplo ha anunciado inyecciones de capital al Banco Nacional de Desarrollo (BNDES), para fortalecer su capacidad de préstamo. Chile por su parte ha anunciado un gran programa de gasto público, incluyendo la protección social de los grupos más vulnerables, beneficiándose de una posición fiscal cómoda.
Es claro que la necesidad, el alcance y la naturaleza del estímulo fiscal depende de las circunstancias en cada país. Lo que también es cierto, es que sin estas medidas fiscales la caída del PIB para 2009 sería mucho mayor.
La pregunta esencial entonces es si dichas medidas son lo suficientemente ambiciosas. Aquí la respuesta no es clara. La potencia de las respuestas fiscales de varios países de América Latina en relación a su PIB, es significativamente menor que la de otros países como Estados Unidos o China.
Pero los paquetes fiscales no solamente deben ser grandes, sino también “inteligentes”. Y en este sentido, las medidas de estímulo para enfrentar la crisis abren una gran oportunidad para reactivar las economías a través del relanzamiento de las agendas pendientes en América Latina, sobre todo considerando el nivel de desigualdad y pobreza.
En la publicación “Going for Growth” o “Buscando el Crecimiento” que daremos a conocer mañana y que estamos distribuyendo hoy aquí, la OCDE hace una serie de recomendaciones respecto de los paquetes fiscales. Estas recomendaciones son aún mas oportunas en la región de América Latina ya que subrayan que la inversión mas eficiente se vincula con la infrastructura y el capital humano. También se identifican como las medidas mas efectivas, las transferencias directas o las reducciónes de los impuestos a los sectores de ingresos mas bajos. Para América Latina, se vuelve imperativo invertir en los sectores más pobres de la población y evitar los subsidios generalizados.
Al igual que otras regiones, estos estímulos también pueden ser utilizados para promover una “recuperación verde” que tome en cuenta los impactos ambientales y que promueva un crecimiento bajo en carbón.
4. La contribución de la OCDE: una respuesta multidimensional
Estas recomendaciones están también incluídas en que adoptamos en diciembre pasado. El propósito de esta iniciativa es ayudar a países y organizaciones internacionales a diseñar un sistema financiero internacional más confiable y transparente por una parte, y por la otra, apoyar el esfuerzo de reactivación económica con recomendaciones de políticas efectivas en diversos sectores. En lo financiero, miramos a los incentivos y a la interaccion de diversas políticas en materia fiscal, de competencia financiera y de gobierno corporativo. En el ámbito mas general, revisamos las opciones de política laboral, social, de pensiones, y de innovación, con miras a relanzar el crecimiento económico.
También revisamos posibles estrategias de salida “exit strategies”, como un mensaje de mediano plazo para evitar tomar medidas distorsionantes al enfrentar la crisis. Es importante que al mismo tiempo que se anuncia el crecimiento en el gasto, se mande también una señal en el largo plazo que asegure que estas medidas serán revertidas para establecer un equilibrio mas sano entre estado y mercado.
Esta Respuesta de la OCDE se basa además en una serie de instrumentos internacionales que hemos desarrollado en los últimos cincuenta años y que pueden ser de gran utilidad para construir una economía global dinámica. Estos incluyen los Principios de Gobernabilidad Corporativa, los Lineamientos para las Empresas Multinacionales, el Convenio Modelo de Impuestos, el “toolkit” de competencia, la Convención Anti- Soborno o la Declaración de Inversion Internacional.
Al abordar la crisis, estos lineamientos pueden ser útiles también. Es importante evitar que en el contexto de las medidas de apoyo, los países adopten medidas proteccionistas, que traten de impedir que las inversiones salgan de sus países. De hecho, en la OCDE estamos abordando esta nueva forma de proteccionismo en nuestro proyecto sobre la Libertad de Inversion.
Junto con el G20 y el G8 también estamos aportando el “Estandard Global OCDE” en materia de paraísos fiscales y centros financieros no cooperantes para que en la definición de un nuevo sistema financiero global este tipo de anomalías sea rechazada. Este es un elemento adicional que ponemos a disposición de esta Ministerial.
En estos trabajos, muchos países Iberoamericanos han estado involucrados. Además de los miembros de la OCDE (Portugal, Espana y México), trabajamos también con Chile como país de próximo ingreso y con Brasil en un esquema de cooperación reforzada. Perú se ha unido al Comité de Inversión y Colombia y Argentina son miembros del Centro de Desarrollo de la OCDE. De hecho, varios de los países de la región se encuentran representados en los Comités y Grupos de Trabajo de la OCDE, particularmente en áreas de competencia, inversión y antisoborno. Dejenme reiterarles nuestra invitación para que sigan contribuyendo en estos importantes trabajos.
Pero además de una mejor regulación internacional, esta crisis también requiere que las soluciones de cada país estén coordinadas entre sí.
Por eso necesitamos organizaciones internacionales más fuertes, con mayor capacidad de decisión; pero también más incluyentes y mejor coordinadas entre sí. Además, estamos viendo el surgimiento de nuevos esquemas de gobernabilidad mundial como el G20 y el G8+G5 a nivel de líderes, en el cual la voz de Iberoamérica se debe escuchar fuerte y bien coordinada.
La OCDE está haciendo un gran esfuerzo por ampliar su membresía y alcance global. También estamos trabajando cada vez más estrechamente con las otras organizaciones internacionales.
Hace apenas unas semanas me reuní en Berlín con la Canciller Angela Merkel y los directores del FMI, el Banco Mundial, la OMC y la OIT, en el marco de un proceso que venimos impulsando con el fin de coordinar nuestras acciones para ayudar a crear un marco regulatorio internacional más sólido, confiable y transparente.
Hace pocos días también, asistí a las reuniones del G7 de Ministros de Finanzas que emitieron el mandato para desarrollar un nuevo instrumento normativo de la economía mundial, y este fin de semana pasado nos reunimos en Taormina con los Sherpas del G8 y del G5 en el contexto del Proceso de Heiligendam. Esta Reunión Iberoamericana es una excelente ocasión para fortalecer la contribución que podemos hacer a las discusiones globales.
Señoras y Señores:
Esta crisis ha expuesto y creado muchas incertidumbres, pero también ha dejado algo muy claro: los días en que los países podían resolver sus problemas en aislamiento se han ido para siempre. La solución tiene que provenir de una cooperación incluyente, de una base amplia. Los nuevos consensos, tienen que incluir la visión de los países en vías de desarrollo.
El papel de América Latina en esta construcción de un nuevo sistema financiero y económico internacional tiene que ser relevante. La experiencia acumulada en la gestión de crisis financieras y programas de recuperación en la región es importante.
La OCDE quiere ser parte de este esfuerzo. Nuestra relación con la región es cada día más fuerte. Como podrán apreciar en nuestro Folleto “OCDE: Activa en América Latina”, ya hay una participación de varios países latinoamericanos en 37 instrumentos y organismos de la OCDE.
Para mí, es imposible pensar en una OCDE fuerte sin una Latinoamérica fuerte y viceversa. Necesitamos trabajar juntos para crear las bases de una economía mundial más fuerte, más limpia y más justa.
Muchas gracias.
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