Ciudad de Panamá, 11 de octubre de 2017 - Panamá puede beneficiarse de poner en marcha nuevos motores de crecimiento y de invertir más y mejor en políticas sociales y de desarrollo territorial para promover un crecimiento más sostenible e inclusivo, según el Estudio Multidimensional de País (EMDP) de Panamá (fase 1) hecho público hoy con motivo del acto conjunto organizado por el Ministerio de Relaciones Exteriores y el Ministerio de Economía y Finanzas de Panamá, y el Centro de Desarrollo de la OCDE, en la ciudad de Panamá.
El país depende en gran medida de unos pocos sectores, tales como la construcción, el sector financiero y las actividades del Canal de Panamá, los cuales serán insuficientes para sustentar un mayor progreso socioeconómico y una mayor inclusión. Muchos de quienes han logrado escapar de la pobreza en los últimos años siguen siendo vulnerables y una desaceleración económica haría que volvieran a caer en su situación anterior. Además, una clase media en expansión manifiesta demandas nuevas y cambiantes por servicios públicos de calidad, incluidos la educación, la sanidad, la vivienda, las infraestructuras y el transporte.
“El desafío para Panamá en el mediano plazo es aprovechar su crecimiento económico para continuar reduciendo las brechas e inequidades sociales. El Gobierno de Panamá está concentrando sus esfuerzos en promover la inclusión, destinando una buena parte de sus recursos públicos a la mejora de la calidad de vida de los panameños”, declaró Dulcidio de La Guardia, Ministro de Economía y Finanzas de Panamá, durante el lanzamiento del informe.
Los logros económicos de la última década han contribuido a reducir la pobreza, pero no han favorecido a todos los grupos sociales por igual. Desde el año 2006 el PIB per cápita ha crecido de manera sustancial, a un promedio anual del 4,5% (más rápido que el promedio del 2,8% para América Latina y el Caribe), lo que ha reducido la brecha con las economías desarrolladas. Entre los años 2004 y 2014 Panamá redujo a la mitad la pobreza (definida como la proporción de personas que viven con menos de 3,10 USD al día, en términos de paridad de poder adquisitivo (PPA)), hasta situarse en el 8%. Sin embargo, las personas que habitan en zonas rurales y, especialmente, en las comarcas (territorios indígenas) tienen muchas más probabilidades de vivir en la pobreza y de manifestar menores niveles de satisfacción sobre sus condiciones de vida.
El EMDP muestra que Panamá presenta carencias importantes en el ámbito de la educación y las competencias, y brechas en innovación e infraestructuras, especialmente a nivel subnacional, que afectan directamente a la productividad y la inclusión. Casi la mitad de las empresas panameñas del sector formal declaran tener dificultades para encontrar trabajadores con las competencias necesarias, comparado con aproximadamente el 38% en los países de la OCDE. Este dato pone de relieve la importancia de centrarse en un abanico de competencias más amplio en el contenido curricular, así como de mejorar la formación técnica y profesional, la capacitación laboral y los mecanismos para adecuar mejor la demanda y la oferta de competencias. Además, la escasa inversión en investigación y desarrollo y la falta de efectividad en la difusión del conocimiento influyen sobre los resultados de la innovación. Aunque Panamá ha logrado avances importantes en lo que se refiere a la inversión en infraestructuras y a una conectividad internacional más sólida, todavía se requiere un acceso más igualitario a las infraestructuras a nivel local.
La informalidad laboral continúa restringiendo la calidad del empleo y empeorando las desigualdades socioeconómicas y territoriales, especialmente entre las poblaciones indígenas. La mejora del empleo no sólo requiere hacer cumplir la normativa laboral, sino también una mayor competitividad y mayores ganancias de productividad en los distintos sectores económicos. Durante el período 2004-14 la productividad laboral se vio impulsada sobre todo por la acumulación de capital físico, mientras que el capital humano y la productividad total de los factores aportaron menos del 15% al crecimiento de la productividad laboral. A lo anterior cabe añadir la existencia de grandes diferencias de productividad entre sectores económicos. El escaso crecimiento de la productividad agrícola e industrial da lugar a grandes desigualdades a nivel regional. Dado su crecimiento económico tradicional basado en la inversión, Panamá puede beneficiarse de avanzar hacia un crecimiento económico basado en el conocimiento y una estructura económica más diversificada que permita ampliar los beneficios del Canal a otros sectores y regiones, para en última instancia alcanzar su objetivo de convertirse en una economía de altos ingresos en el año 2021.
Asimismo, el aumento de los ingresos fiscales debería desempeñar un papel relevante en la configuración de la distribución de los ingresos en Panamá. En 2015 el total de la recaudación tributaria y de las contribuciones a la seguridad social representaron el 16,2% del PIB, una cifra baja comparada tanto con las economías de la OCDE (34,3%) como con las de América Latina (22,8%). Las mejoras del sistema fiscal y de transferencias en términos de eficacia y efectividad deberían fomentar la redistribución de los ingresos. Además, se necesitan más recursos para financiar la inversión en áreas sociales clave, incluidas la educación y las competencias.
Por último, Panamá puede beneficiarse de reforzar la capacidad de las instituciones para mejorar el proceso de toma de decisiones basado en la evidencia y aumentar su capacidad para la prospectiva estratégica a largo plazo con el fin de avanzar en estas reformas. Aunque el país dispone de un plan integral de desarrollo nacional (Plan Estratégico de Gobierno, 2015-19), es posible mejorar los procesos de planificación y evaluación a través del fortalecimiento de las capacidades técnicas en la mayoría de los ministerios.
Para más información sobre los Estudios Multidimensionales de País (EMDP) de la OCDE, consulte: http://www.oecd.org/development/mdcr/.
Los periodistas que deseen solicitar una entrevista o un ejemplar del informe pueden ponerse en contacto con Bochra Kriout (+33 145 24 82 96) en el Centro de Desarrollo de la OCDE.
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Sobre el EMDP de Panamá:
Después de los informes sobre el Perú y Uruguay, el EMDP de Panamá es el tercer estudio realizado por la OCDE en América Latina con el objetivo de ofrecer recomendaciones para lograr una senda de desarrollo más inclusiva y sostenible. Este primer volumen presenta un diagnóstico sobre algunos de las principales barreras para el desarrollo. Los próximos volúmenes presentarán un análisis detallado de los principales obstáculos, acompañado de recomendaciones políticas específicas para llevar a cabo reformas estructurales y crear las condiciones para hacer posible la reforma. El EMDP contribuirá al diseño y a la implementación efectiva del plan estratégico con el horizonte del año 2030.
La segunda fase del EMDP de Panamá elaborará recomendaciones políticas detalladas y aportará la experiencia de la OCDE en lo que se refiere al fomento de la inclusión social en el ámbito provincial, el estímulo de los empleos formales y la mejora de las políticas de financiación públicas y privadas para el desarrollo.
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