10/04/2014 - El rico patrimonio natural de Colombia, uno de los países con mayor biodiversidad del mundo, se encuentra bajo creciente presión debido a las industrias extractivas, la cría de ganado, la urbanización y el uso de automóviles, según un nuevo informe de la OCDE.
La primera Evaluación sobre el desempeño ambiental de Colombia de la OCDE –que servirá de base para el componente ambiental de las conversaciones sobre la adhesión de Colombia a la OCDE– hace hincapié en la necesidad de más acciones para orientar el desarrollo económico en una dirección ambientalmente sostenible y socialmente equitativa.
“Colombia está creciendo rápidamente como economía y necesita llevar adelante acciones inmediatas para proteger lo que son algunos de los bosques y ecosistemas más ricos del mundo”, dijo el Director de la Dirección de Medio Ambiente de la OCDE, Simon Upton. “Alinear las políticas ambientales con las mejores prácticas internacionales será un paso clave hacia el ingreso de Colombia a la OCDE”.
La apuesta por la energía hidroeléctrica ha mantenido bajas las emisiones de carbono, pero un aumento constante de la cantidad de automóviles en circulación en los próximos años, causado por el enriquecimiento de los hogares, significará mayores emisiones y más contaminación del aire, advierte el informe.
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El aumento de la extracción de recursos naturales no renovables de Colombia está impulsando el crecimiento económico. Sin embargo, es también una de las causas principales de la contaminación del suelo y el agua, de la degradación de ecosistemas sensibles y de graves daños a la salud humana. El informe pide una mejor gestión de los impactos ambientales de la minería.
Las inundaciones y los deslizamientos de tierra devastadores relacionados con el evento de La Niña de 2010-2011, que afectaron a 3 millones de personas y redujeron el PIB en un 2%, pusieron en evidencia la vulnerabilidad de Colombia frente a los cambios climáticos e impulsaron los esfuerzos para integrar mejor las consideraciones ambientales en los planes económicos.
Sin embargo, el informe concluye que aún falta coherencia entre las políticas económicas y ambientales. El documento recomienda evaluaciones ambientales de rutina para los principales programas y proyectos de infraestructura.
Colombia es altamente vulnerable a los acontecimientos climáticos extremos, por lo que la agricultura de tala y quema, el drenado artificial de humedales, los cambios de los cursos naturales de los ríos y la construcción de villas y poblados en áreas propensas a inundaciones y deslizamientos sólo incrementarán los riesgos.
Cerca del 55% del territorio colombiano está cubierto por bosques, un porcentaje muy superior al 30% promedio de la OCDE, y la deforestación –sobre todo para la conversión en tierra de pastos– está teniendo un importante impacto en las regiones amazónica, caribeña y andina del país. A pesar de que ha habido un declive en la tasa de deforestación en años recientes, entre el 30% y el 50% de los ecosistemas naturales han sido transformados de alguna manera por una diversidad de causas.
Un tercio de las emisiones de gases de efecto invernadero de Colombia se deben a la agricultura, en su gran mayoría en forma de metano generado por la cría de ganado, pero también por emisiones de óxido nitroso debido al uso de fertilizantes. El informe aboga por la eliminación de los incentivos que alientan la cría extensiva de ganado y por que se apliquen impuestos a los agroquímicos.
El informe recomienda que los ministerios sean más responsables por los impactos ambientales de sus políticas, promoviendo el uso de impuestos ambientales y eliminando en forma gradual los subsidios y las exenciones tributarias que perjudican el medio ambiente.
Para obtener más información al respecto, una copia del informe o pedir entrevistas con los autores, se ruega contactar con Catherine Bremer (+33 1 45 24 97 00), de la División de Medios de la OCDE.
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