Palabras de Angel Gurría, Secretario General de la OCDE, XXIV Cumbre Iberoamericana Veracruz 2014 - Presentación de Perspectivas Económicas de América Latina 2015: Educación, Competencias e Innovación para el Desarrollo
9 de diciembre de 2014 , Veracruz, México
(As prepared for delivery)
Señor Presidente Santos, Estimada Rebeca Grynspan, Alicia, Enrique, Luis Alberto:
Bienvenidos a México. Es un gran gusto participar con todos ustedes en el lanzamiento de Perspectivas Económicas de América Latina 2015 (LEO2015), en Veracruz, uno de los vértices históricos de Iberoamérica, en el marco de la XXIV Cumbre Iberoamericana.
Este estudio es el producto de la estrecha colaboración entre la CAF, la CEPAL y la OCDE; en esta ocasión, con el apoyo de la Secretaría de Relaciones Exteriores de México, AMEXCID, el Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación de España y la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación, a quienes queremos expresarles nuestro agradecimiento.
Los temas que abordamos en estos estudios están sintonizados con los programas de las Cumbres. Por ello en esta ocasión lo hemos enfocado en “Educación, Competencias e Innovación para el Desarrollo”, un triángulo crucial para el crecimiento incluyente y sustentable de nuestras economías.
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Presentación de Perspectivas Económicas de América Latina 2015, XXIV Cumbre Iberoamericana Veracruz 2014. Photo: Ministerio de Relaciones Exteriores de México
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Permítanme brevemente situar este estudio en el contexto económico actual de la región y compartir con ustedes algunas de sus conclusiones y recomendaciones.
El panorama económico: desaceleración y menor crecimiento potencial
Después de una fase de impresionante expansión, América Latina y el Caribe se encuentran ahora en un periodo de desaceleración. Durante 2014, el crecimiento promedio de la región rondará el 1.4%; el nivel de crecimiento más bajo en los últimos 5 años. De hecho, si este pronóstico se concreta, va a ser la primera vez, en los últimos 10 años, en que América Latina va a crecer menos que el promedio de la OCDE.
Pero más allá de la coyuntura, la pregunta clave es si estamos presenciando un ajuste permanente en la capacidad de crecimiento potencial de la región. Y aquí nuestros análisis demuestran que sí; en efecto, el crecimiento potencial de América Latina es hoy más bajo, ubicándose más cerca del 3% que del 5% que se llegó a calcular hace unos años. Y esto puede estancar el esfuerzo por reducir la pobreza y las desigualdades en la región.
A pesar de los importantes avances de los últimos años, cerca de un tercio de la población de América Latina sigue viviendo en condiciones de pobreza. Y más de la mitad de la emergente clase media vive en la vulnerabilidad permanente, dado que una gran parte percibe ingresos de menos de 10 dólares al día y muchos son trabajadores informales.
América Latina sigue siendo la región más desigual del mundo, la única región cuyo coeficiente de Gini, en promedio, se encuentra alrededor del 0.5, en el rango de “Muy Alta Desigualdad”.
Esta situación explica las recientes movilizaciones y tensiones sociales en varios países de la región (Argentina, Brasil, Chile, México). También se refleja en la erosión de la confianza en las instituciones públicas, en los partidos políticos, en la democracia misma: es preocupante que sólo el 39% de los latinoamericanos están satisfechos con el funcionamiento de su democracia (Latinbarómetro 2013).
Por estas razones, a los países de América Latina les urge echar a andar una nueva ola de reformas estructurales que le permitan aumentar su productividad, mejorar su competitividad y construir economías más incluyentes y sustentables.
Si bien los cambios más urgentes se requieren en el ámbito fiscal, el estado de derecho y la informalidad, nuestro estudio propone avanzar además en tres campos estratégicos para el desarrollo de largo plazo: educación, competencias e innovación.
Educación, competencias e innovación: conocimiento para el desarrollo
Primero, América Latina tiene que implementar cambios de fondo para mejorar su educación. Si bien algunos países han registrado avances importantes, sobre todo en cobertura y gasto en educación, los desafíos en este sector siguen siendo enormes.
El estudio PISA revela que los estudiantes de 15-16 años de América Latina, siguen quedando entre los últimos lugares de esta prueba, con un retraso de más de 2 años en aptitudes escolares con respecto a los países de la OCDE. La desigualdad educativa es otro de los grandes desafíos: de hecho, una tercera parte de las diferencias en desempeño entre estudiantes latinoamericanos se explica por el nivel socioeconómico de sus familias.
Para enfrentar los desafíos educativos, el estudio propone aumentar la cobertura de la educación temprana; fomentar las inversiones que beneficien a los estudiantes más desfavorecidos; y mejorar los mecanismos de acreditación de profesores de enseñanza secundaria y terciaria. También proponemos medidas para mejorar la gobernabilidad, la distribución, la eficiencia y la transparencia en el uso de los recursos de las escuelas.
Los esfuerzos por mejorar la educación deben además compaginarse con una adecuación de la oferta educativa a las competencias requeridas por el mercado laboral. América Latina es una de las regiones con mayores problemas para atender la demanda de competencias de sus empresas.
El informe LEO 2015 estima que la probabilidad de que una empresa en América Latina registre problemas severos para cubrir sus necesidades de capital humano es 3 veces mayor que la de una empresa ubicada en el Sur de Asia, y 13 veces mayor que la de una empresa en la región Asia-Pacífico.
La falta de las competencias adecuadas genera un pobre desempeño de la fuerza de trabajo en América Latina, que explica en gran parte la baja productividad y el lento crecimiento del PIB per cápita con respecto a otras economías, en particular las asiáticas.
Si bien el 28% de la diferencia del PIB per cápita de América Latina con respecto a la OCDE se explica por los años de escolaridad, cuando se agrega el desempeño de las competencias, las diferencias en la calidad del capital humano explican cerca del 60% de este rezago.
Para mejorar la conexión entre la oferta y demanda de competencias, es fundamental desarrollar y fortalecer los sistemas de formación técnica y profesional. Ello requiere mecanismos de certificación para el reconocimiento de competencias e involucrar al sector privado en el diseño y en la oferta de un sistema de aprendizajes.
La OCDE cuenta con experiencias muy exitosas que pueden ser de utilidad (en Alemania, Austria o Corea,) para alinear los sistemas de formación con las competencias requeridas por el mercado laboral. Estamos impulsando una Estrategia de Competencias para ayudar a varios países de la región y a España y Portugal a idenficar y desarrollar las competencias necesarias.
El tercer elemento clave es la innovación. América Latina es uno de los lugares con más ingenio y creatividad del mundo, pero la capacidad de innovación de nuestros países sigue siendo muy limitada. De acuerdo con estimaciones del Centro de Desarrollo de la OCDE, el capital de innovación de América Latina asciende a tan solo un 13% del PIB, en comparación con un 30% en la OCDE.
El gasto bruto total de Chile y México en Investigación y Desarrollo es de apenas 0.4% del PIB, el de Corea es de 4.4% y el de Israel 3.9%.
Con estos niveles tan bajos de innovación no vamos a llegar muy lejos. Los países de América Latina tienen que promover la creación de mejores, más modernos y más efectivos sistemas nacionales de innovación.
En concreto: un marco regulatorio y fiscal que fomente la participación de las empresas en la innovación; infraestructura física y de TICs que facilite el desarrollo de plataformas de inversión en conocimiento e innovación; programas de apoyo a la innovación entre las PYMES y en particular en las start-ups; una estrategia para vincular la promoción de inversiones con las políticas de innovación; y una fuerza de trabajo bien educada y bien apoyada para aprovechar las innovaciones existentes y para generar innovaciones.
La política industrial en las próximas décadas debería tener como eje central las competencias en nuevas tecnologías y un claro enfoque en la innovación para y por la sustentabilidad del medio ambiente.
Señoras y Señores:
Tenemos que avanzar a un nivel más alto de bienestar. Tenemos que construir los instrumentos, los sistemas, los programas, las instituciones y la fuerza de trabajo para lograr un crecimiento más fuerte, más incluyente y más sustentable.
Como alguna vez dijo Alfonso Reyes, ferviente iberoamericanista, “nuestra América debe vivir como si se preparase siempre a realizar el sueño que su descubrimiento provocó entre los pensadores de Europa: el sueño de la utopía, de la república feliz. “
Esperamos que el LEO2015, el trabajo que estamos realizando en y con América Latina en materia de indicadores de progreso, y la creciente colaboración con la SEGIB, la CAF y la CEPAL, puedan ayudar a transformar ese sueño en realidad.
Muchas gracias.
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