Apertura de la Segunda Cumbre Ministerial sobre Productividad en América Latina y el Caribe

 

Discurso de Ángel Gurría

Secretario General, OCDE

San José, Costa Rica - 18 Abril 2018

(Versión para su distribución)

 

 

 

Presidente Solís, Ministro Mora, Ministros, Embajadores, Señoras y Señores:


Es un honor inaugurar hoy la Segunda Cumbre Ministerial sobre Productividad en América Latina y el Caribe.

 

Este encuentro tiene lugar en el marco de una iniciativa que comenzó en Santiago de Chile, donde nos reunimos en diciembre de 2016. Confío en que la actual Cumbre brinde una vez más la oportunidad de intercambiar opiniones sobre cómo el aumento de la productividad puede contribuir a mejorar la vida en la región.

 

Los gobiernos y bancos centrales de nuestros países han logrado avances significativos en las últimas dos décadas y han preparado el terreno para un crecimiento más sólido e incluyente. Sin embargo, las proyecciones de crecimiento económico para los próximos dos años siguen siendo poco alentadoras. El crecimiento del PIB en la región se estima en un 2.3% este año, por debajo del 3.7-3.9% esperado para la economía mundial.

 

Sin productividad, no hay prosperidad

Además, la reducida productividad en comparación con las economías avanzadas explica en buena parte que nuestros estándares de vida sean más bajos. No sólo es menor el nivel de productividad, sino también su tasa de crecimiento. Esto resulta muy preocupante porque el incremento de la productividad es el motor que tradicionalmente impulsa la paulatina transformación de las economías emergentes en economías avanzadas, con sus correspondientes beneficios sociales y de bienestar.

 

Esta preocupación no sólo existe en América Latina y el Caribe, sino también en los países de la OCDE. El crecimiento promedio de la productividad en los países de la Organización disminuyó a la mitad entre 2000 y 2016, cayendo de 2.2% a 1%. Y esto a pesar de los avances tecnológicos y las innovaciones de los modelos de negocio. Entender las claves de esta tendencia es el objetivo del Foro Global de la OCDE sobre Productividad, con especial interés en explicar por qué el rápido avance tecnológico no se refleja en un mayor crecimiento de la productividad.

 

El Foro como punto de encuentro entre investigadores y hacedores de política

Tras su constitución en 2015 durante una Cumbre de Productividad celebrada en México, bajo los auspicios del Presidente Enrique Peña Nieto, el Foro Global ha venido celebrando con regularidad reuniones de alto nivel en las que los encargados de la formulación de políticas y los investigadores intercambian opiniones e ideas. En 2016, nos reunimos en Lisboa para debatir cómo las reformas estructurales pueden estimular de manera más eficiente la productividad. En 2017, nos congregamos en Budapest para analizar la contribución de las cadenas globales de valor al incremento de la productividad. La siguiente cita será el próximo mes de junio, en Ottawa, con objeto de examinar la función que desempeñan las nuevas tecnologías, especialmente la innovación digital, en el fomento de la productividad.

 

El comercio intrarregional y la inversión son esenciales para impulsar la productividad

Aterrizar todo este conocimiento a nivel regional, como hacemos para los países de América Latina y el Caribe a través de este foro, nos permite ligar todo este acervo a las realidades de nuestros países. Durante años hemos sabido que la rigidez regulatoria, las restricciones gubernamentales, la burocracia, la corrupción, la economía informal y los desfases entre la oferta y la demanda de competencias han obstaculizado la mejora de la productividad de nuestras economías.

 

Recientes investigaciones han demostrado que la falta de integración comercial supone también un obstáculo clave para el crecimiento de la productividad en Latinoamérica. Desafortunadamente, el comercio entre nosotros es escaso. Tenemos intensas relaciones comerciales con países avanzados y cada vez más con China, pero el comercio intrarregional es muy limitado. La investigación muestra que las relaciones comerciales regionales, en especial las cadenas regionales de valor, son esenciales para propiciar un crecimiento rápido de la productividad. Dichas cadenas regionales de valor desempeñan un papel fundamental en América del Norte, Europa y Asia, pero aún no existen en América Latina. Es una oportunidad perdida.

 

Es necesario impulsar la celebración de acuerdos comerciales, la apertura de las fronteras, la supresión de las trabas a los intercambios comerciales y la captación de inversión extranjera directa. Costa Rica ha desarrollado con éxito políticas en esta dirección: entre 2010 y 2016 el crecimiento medio de su productividad fue del 2.3% anual. Esto se debe en buena medida a la gran apertura del sistema y las políticas comerciales implementadas con el fin de atraer a empresas multinacionales.

 

En 2016, el comercio en Costa Rica, medido como la suma de las exportaciones e importaciones totales, representó un 64% del PIB, mientras que en los países de América Latina y el Caribe la media fue de sólo un 44%. Del mismo modo, la entrada neta de inversión extranjera directa en el país fue del 5.1% del PIB, en comparación con un promedio del 3.5% en los países de América Latina y el Caribe. Sin embargo, aún queda espacio para la mejora, pues persisten restricciones al comercio. Entre ellas cabe citar los costes asociados a los flujos de información, transporte y logística, los procedimientos aduaneros y fronterizos, por mencionar sólo algunas.

 

Ya ha habido progreso con vistas a celebrar acuerdos multilaterales y bilaterales de reducción de aranceles y eliminación de restricciones comerciales. Los países de América Latina y el Caribe han avanzado con Mercosur, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA), el Tratado de Libre Comercio de la República Dominicana y América Central y, más recientemente, la Alianza del Pacífico. Buscar una solución para la falta de vinculación entre los acuerdos comerciales existentes en la región supondrá un gran avance a la hora de crear cadenas regionales de valor similares a las que existen en otros lugares, con los consiguientes beneficios para el crecimiento de la productividad. Una iniciativa regional en este sentido sería fundamental para nuestro éxito.

 

Son necesarias reformas estructurales

Además, es preciso implementar reformas estructurales centradas en educación y habilidades, y asegurarse de que las destrezas adquiridas se adecúan a las necesidades del mercado laboral. Una ampliación y un mejor acceso a la infraestructura, junto con la supresión de barreras regulatorias a la competencia, contribuirían en gran medida a mejorar el crecimiento de la productividad. Es necesario facilitar el hacer negocios, pero también permitir que las empresas en quiebra lleven a cabo los procedimientos de insolvencia más fácilmente, para que no retengan unos recursos escasos que podrían ser aprovechados por otras empresas más productivas. La informalidad es asimismo una trampa de baja productividad. Reformar la combinación de impuestos hacia contribuciones más bajas de la seguridad social alentaría a las pequeñas empresas informales a registrarse en el mercado formal.

 

A pesar de los avances, todas estas son áreas en las que América Latina se ha quedado rezagada. Tales reformas impulsarían el dinamismo y harían nuestra región más incluyente, expandiendo así las oportunidades y compartiendo la prosperidad más ampliamente.

 

Hacer las cosas bien requiere de políticas bien coordinadas entre las instituciones. Este es el enfoque que promovemos desde la OCDE y, en particular, a través de nuestro Foro Global sobre Productividad. Me da gusto que países como Costa Rica, Chile y México hayan establecido Comisiones de Productividad con el objetivo de coordinar las diversas dimensiones de las reformas estructurales, siguiendo casos de éxito como los de Australia y Nueva Zelanda. Desde la OCDE animamos a otros países a establecer tales Comisiones y a que intercambien puntos de vista sobre mejores prácticas, tanto entre sí como con nosotros en la OCDE.

 

Señoras y Señores:


Quisiera agradecer al Ministro de Comercio Exterior, Alexander Mora, y al Vicepresidente del Banco Mundial para América Latina y el Caribe, Jorge Familiar, por haber fomentado la colaboración de su personal con la OCDE y haber hecho posible esta Segunda Cumbre Ministerial. Espero que esta conferencia marque el comienzo de un nuevo diálogo entre los países de nuestra región sobre la manera de conseguir una mayor integración y ser más productivos juntos. 


Muchas gracias.

 

 

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