Launch of the 2018 OECD Economic Survey of Spain - ES

 

Discurso de Ángel Gurría

Secretario General de la OCDE

22 de noviembre de 2018 - Madrid, España

(preparado para su distribución)

 

 


Querida Ministra, señoras y señores:


Me complace estar de nuevo en Madrid para presentarles el Estudio Económico sobre España 2018 de la OCDE, que publicamos cada dos años para analizar en profundidad los retos estructurales y las oportunidades de la economía española. Permítanme comenzar agradeciendo a la ministra Calviño por su hospitalidad y por el trabajo y esfuerzo del equipo del Ministerio de Economía.

 

La recuperación de España ha sido impresionante

La recuperación de la economía española ha sido más dinámica que la de la mayoría de economías de la zona euro, con un sólido crecimiento del PIB del 3% en los últimos tres años. El desempleo, si bien sigue siendo excesivamente elevado, ha bajado al 14.5% desde su máximo del 26% en 2013, y sólo en el último año se crearon 478,000 puestos de trabajo. La balanza por cuenta corriente lleva los últimos cinco años en superávit, lo que indica que la economía es más competitiva. Y el déficit presupuestario ha disminuido desde su nivel máximo del 10.5% del PIB en el año 2012 hasta el 3.1% en 2017, con el objetivo de llegar al 2.7% este año. ¡Enhorabuena!

 

Estos buenos resultados macroeconómicos responden en gran medida a un amplio repertorio de reformas estructurales. Pero esto de ninguna manera quiere decir que el trabajo está terminado. España sigue enfrentando un contexto complejo y desafíos muy importantes en términos de desigualdades, calidad del empleo creado y productividad. Además, las perspectivas de la coyuntura económica mundial se están deteriorando y las incertidumbres van en aumento, lo cual afectará a la economía española. Estimamos que el crecimiento se desacelerará al 2.6% este año y al 2.2% el próximo.

 

Damos por ello la bienvenida al impulso reformista que está llevando a cabo el Gobierno, con medidas encaminadas a fortalecer la competitividad de la economía española y prepararla para los retos del futuro, al tiempo que se garantiza que los beneficios del crecimiento llegan a todos los ciudadanos. Crecimiento inclusivo, ¡esa es la apuesta!

 

España sigue enfrentando desafíos importantes

España sigue lidiando con las enormes secuelas que nos dejó la crisis, que parece ya lejana en la memoria, pero todavía está muy latente en el día a día de muchos españoles. Las desigualdades son altas y han crecido en los últimos años, y la tasa de pobreza infantil también aumentó considerablemente hasta llegar al 22%, muy por encima de la media de la OCDE, de 13%. El desempleo todavía afecta de manera especial a grupos vulnerables, como los jóvenes o los parados de larga duración.

 

Es necesario que los frutos de la recuperación se repartan de forma más equitativa, como está intentando el Gobierno. Si el crecimiento no es inclusivo y beneficia sólo a unos poco, los ciudadanos pierden la confianza en las instituciones y se diluye el contrato social que vertebra nuestras sociedades. En el caso de España, esto pasa por lograr una mayor convergencia entre Comunidades Autónomas y la población en términos de renta y bienestar. También será fundamental garantizar que el empleo que se siga creando sea de calidad.

 

Permítanme hacer hincapié en algunos de los mensajes clave de nuestro estudio.

Se deben reducir las disparidades regionales

Nuestro informe dedica uno de los capítulos temáticos a la disparidad regional, que supera a la que observamos en la mayor parte de países de la OCDE. Las Comunidades Autónomas cuentan con amplias competencias en materia laboral, social y educativa, y son a su vez decisivas para una aplicación efectiva de las políticas nacionales. Coordinar mejor los servicios prestados por cada nivel de gobierno e intercambiar mejores prácticas entre regiones aumentaría la eficiencia del sistema.

 

Además, promover la movilidad de trabajadores y demandantes de empleo entre Comunidades Autónomas enlazaría mejor la oferta y la demanda de trabajo. El estudio recomienda la plena portabilidad de derechos sociales y de vivienda entre comunidades para facilitar a las personas trasladarse allí donde haya empleo.

 

También existen grandes disparidades regionales en los resultados educativos. Los bajos niveles de cualificación educativa son un obstáculo para el desarrollo, especialmente en regiones rezagadas. Por ejemplo, las tasas de abandono escolar temprano presentan grandes variaciones entre Comunidades Autónomas: entre 8% en el País Vasco y 27% en las Islas Baleares. El informe recomienda reformas en dos áreas principales: primero, orientar mejor las políticas de aprendizaje a lo largo de la vida laboral; segundo, prestar apoyo individualizado a los estudiantes y mejorar la capacitación del profesorado. Algunas medidas anunciadas, como el reforzamiento y mejora de la Formación Profesional Dual, apuntan en la dirección correcta.

 

La calidad del empleo sigue siendo reducida

Otro de los mensajes clave es la importancia del empleo de calidad como palanca para reducir la pobreza y las desigualdades. En este sentido, España aún tiene que mejorar. El mercado laboral sigue segmentado, con altas tasas de paro juvenil y desempleo de larga duración, así como un alto índice de contratos temporales, que llegaba al 27% en 2017. El porcentaje de jóvenes NiNis está en el 21.7%, frente al 14.2% en la media OCDE.

 

El porcentaje de gasto dedicado a formación en las políticas activas de empleo ha aumentado, pero aún no es suficiente. El estudio recomienda incrementar las partidas destinadas a la formación y la asistencia para la búsqueda de empleo. Mejorar las destrezas y habilidades de los trabajadores y adaptar su formación a un mercado cada vez más global y digital es crucial para que nadie se quede rezagado.

 

Se necesita un sistema fiscal más eficiente

También cabe hacer un uso más eficiente de los impuestos y las transferencias. La fiscalidad sigue gravitando hacia las rentas del trabajo, lo que penaliza la creación de empleo. Diversas exenciones y tasas reducidas erosionan la eficiencia del sistema tributario, en especial como instrumento para reducir la desigualdad de ingresos.

 

La estructura impositiva debería reformarse para conceder mayor peso a los impuestos medioambientales y los que gravan el consumo, así como para reducir deficiencias que generan efectos regresivos.

 

Estimular el crecimiento de la productividad y la capacidad de innovación

La otra parte de la ecuación, además de repartir mejor la riqueza, estriba en crearla. Impulsar el potencial de crecimiento requiere reformas que aumenten la productividad. España ha avanzado mucho en este frente: se reformó la legislación concursal, se introdujeron diversas medidas para mejorar el acceso de las Pymes al financiamiento y se aprobó la Ley de Unidad de Mercado, un gran hito de cara a reducir la fragmentación normativa en España.

 

Sin embargo, la disparidad en la regulación entre Comunidades Autónomas sigue obstaculizando la consecución de un auténtico mercado único y contribuye a las diferencias de productividad entre regiones. La aplicación efectiva de las reformas que abordan la fragmentación del mercado interno de productos es clave para generar economías de escala.

 

Nuestro informe también se centra en las políticas de competencia e innovación. Hay que plantearse reducir una serie de normas que se aplican dependiendo del tamaño de las empresas. El sector empresarial español se caracteriza por un número inusualmente elevado de empresas pequeñas, con orientación local y baja productividad; y persiste una amplia brecha de productividad entre las empresas españolas y sus homólogas internacionales más eficientes.

 

Para incrementar la competitividad internacional, es fundamental fomentar la innovación, lo cual requiere una fuerte inversión en I+D. Sin embargo, el gasto interno bruto en I+D como porcentaje del PIB es reducido en España: alrededor de la mitad del promedio de la OCDE.

 

Elevar la calidad de la innovación dirigida a impulsar la productividad precisa un marco de evaluación más robusto. Además, de cara a evitar duplicidades, se debe reforzar la coordinación y la evaluación de políticas de innovación regionales y nacionales.

 

Conclusión

Queridos amigos: con la mirada puesta en el futuro, el reto es superar del todo las últimas secuelas de los años de crisis; y no será fácil, porque el contexto internacional es cada vez más complicado. Animamos a España a seguir avanzando en las reformas necesarias para lograr un crecimiento más sostenible e inclusivo. La OCDE seguirá apoyándoles en sus esfuerzos por alcanzar el irrenunciable objetivo de un futuro más próspero para todos los españoles. Muchas gracias.

 

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